Cuando pensamos en el parto inmediatamente se asocia a un evento doloroso. Imaginamos a una mujer acostada en una camilla esperando el momento del nacimiento.
Por años la postura de litotomía (acostada en camilla) ha sido la más utilizada para parir, siendo que en la antigüedad se optaba por posiciones más verticales, favoreciendo la salida de la guagua, por el contario el estar acostada dificulta su descenso, ya que se produce un bloqueo de la pelvis.
La pelvis es un conjunto de estructuras óseas, encargadas de dar soporte y distribuir las cargas en nuestro cuerpo. Está formada por 2 huesos coxales (ilíaco, isquion y pubis), el sacro y el coxis. Tiene 2 articulaciones: la sínfisis del pubis y las sacroiliacas.
Si pensamos en ella y la asociamos al parto nos imaginamos una estructura rígida y estrecha, pero durante la gestación se secreta la hormona relaxina que permite que estas articulaciones estén más laxas, aumentando la capacidad de movimiento y así pueda modificar sus diámetros, permitiendo el descenso de la guagua para que nazca. Por eso la importancia de estar en constante movimiento durante el trabajo de parto.
La libertad de movimiento a su vez es una medida no farmacológica para aliviar el dolor durante el parto, se aconseja caminar, moverse sobre un balón kinésico, realizar movimientos asimétricos, estar en posición 4 apoyos, siempre con la pelvis libre y móvil. También puedes tener momentos de descanso.
Lo ideal es que esto vaya asociado a un ambiente íntimo, acompañamiento continuo, manejo de la respiración, aromaterapia, masajes, inmersión en agua tibia para que puedas estar tranquila y disfrutar de este momento tan importante como lo es el nacimiento de un hijo. Escucha tu cuerpo!
Recomendamos hablar con el equipo médico sobre todas tus dudas y necesidades que puedas enfrentar para que tengas una experiencia positiva de parto.